Juro combatirte by Raúl Garbantes

Juro combatirte by Raúl Garbantes

autor:Raúl Garbantes [Garbantes, Raúl]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga, Policial
editor: ePubLibre
publicado: 2020-04-15T00:00:00+00:00


Capítulo 9: Antes de que caiga el sol

La última vez que disparé contra una persona fue en Eureka, hace más de cinco años.

—¡No disparen! —pido cuando salimos al pasillo—. ¡Me quiere matar!

Dexter se cubre con mi cuerpo, apuntándome a la cabeza mientras cinco sujetos armados nos apuntan a nosotros. Uno de ellos habla por su intercomunicador, sin dejar de vernos.

—Van a dispararnos, prepárate. Atente al plan —susurra Dexter.

Conozco la mirada de un hombre cuando duda antes de disparar y cuando está decidido. Los ojos es lo único que puedo ver en aquellos sujetos y lo comprendo. Presiono el botón que activa el C-4 que plantamos en la pared del pasillo, detrás de un extintor y de donde están ellos. Comienza el caos. Ellos salen volando y nosotros caemos hacia atrás por la onda expansiva. Dejo de oír, pero puedo ver que detrás de nosotros llegan más hombres desde las escaleras. Dexter les vacía un cargador y me ayuda a ponerme de pie. La alarma de incendios se activa por el fuego y el humo, comienza a llover dentro de todo el hotel. Los gritos de pánico de los huéspedes tampoco tardan en escucharse.

—Que no quede ninguno vivo —ordena mi compañero y me da un fusil.

—Hagámoslo —digo contagiada por su odio.

—Pueden controlar el mundo si quieren, pero no a mí.

Dexter es una máquina asesina y por un momento me aterroriza. Les lanza una granada a los cinco hombres que nos apuntaban y que ahora yacen inconscientes, matándolos. A los que logró repeler del lado contrario, les tira dos. A cada explosión que retumba en el edificio, y mientras la alarma sigue sonando, siento que se me acaba el juego.

—Avancemos. Yo cuido adelante, tú vigila la retaguardia —ordena.

—¿Cuál es el plan?

—Eliminarlos a todos y luego borraré las grabaciones de seguridad. Nadie puede saber que estuviste aquí. Al llegar abajo…

—¡Dos! —grito y disparo.

Le doy a uno y el otro intenta arrastrarlo.

—¡Cúbranme! —exclama el sujeto e intenta disparar.

Dexter voltea y los ejecuta a ambos. Entonces cambiamos de posiciones. De la dirección que ahora cubro sueltan dos granadas.

—¡Granada! —aviso mientras empujo a Dexter para ir en la dirección contraria.

Un huésped abre su puerta. Pretendía salir huyendo, pero al vernos, retrocede asustado y se encierra. Nos lanzamos al suelo.

—¡Cubre la entrada de las escaleras! —dice y levanta uno de los cadáveres para protegernos.

Las granadas explotan y los oídos me silban. Veo sombras en la puerta que da hacia las escaleras y suelto una ráfaga de tiros. Dexter lanza una granada en esa dirección, recarga con asombrosa rapidez y me pasa un cargador. Por los nervios y por no conocer el arma, tardo buscando el seguro. Él me intercambia el fusil y termina de cargar.

—La policía llegará en menos de cinco minutos. Debemos movernos ahora —susurra y camina sigilosamente hacia las escaleras, recostándose en la pared. Se cuelga el rifle hacia un lado. Se arma con la Glock en una mano y un cuchillo en la otra.

Dexter me hace una seña para que vigile la retaguardia y, al voltearme, escucho movimientos bruscos.



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